viernes, 3 de octubre de 2014

"La Sementera o cómo morir de éxito" por Anastasio Arevalillo Martín.

Acabada la Sementera 2014, es momento de hacer un análisis en frío de las fiestas.

Lo primero y principal es que han transcurrido sin ningún tipo de incidente digno de mención, ni en lo bueno ni en lo malo. 

Desde el año 1999 hasta el 2007, el que os habla fue el concejal de festejos del Gobierno Municipal Socialista que gobernó Torrijos. En todo ese tiempo, lo que pretendimos es que la gente de todas las edades saliera a las plazas y a la calle. Que la chavalería saliera de sus locales diseminados por todo el término urbano y que los jóvenes-maduros con hijos y más mayores tuvieran un motivo para no irse de vacaciones en esos cinco días.

Para conseguir todo eso, diseñamos unas fiestas donde en todas las horas del día hubiese un evento que diera motivos a los torrijeños y vecinos de la comarca a vivir la fiesta. 

Entorno a la idea de una paella gigante y dos chiringuitos que había en el año 2000, se fue conformando con los años algo parecido a lo que conocemos hoy. Al siguiente año, le añadimos la música en la plaza, el reparto de jamón y cerveza, la gente fue llenando la plaza y en las siguientes ediciones se multiplicaron las carpas alrededor de la plaza. 

Catorce años después, tengo la sensación que lo que hoy seguimos conociendo como “las cañas” se está desvirtuando. Como he dicho antes, todo fue creciendo y sumando para envolver el reparto de una paella gigante; pero hoy cada chiringuito hace la guerra por su cuenta. Cada uno tiene su música, cuanta más alta mejor, lo cual convierte a la plaza de España en una olla a presión de sonido atronador e ininteligible. La sensación que he tenido este año es que: sí, la plaza está llena, pero ya no se vive la fiesta en común, en el centro de la misma, todos juntos, sino diseminada en trocitos de diez metros que es lo que ocupa cada carpa-chiringuito. Desde mi punto de vista, este evento necesita una vuelta de tuerca. Una década y media después de su creación, entre todos debemos pensar y aportar la mejor solución para su continuidad, como mínimo, otra década más en perfecto estado de salud.

Con el gobierno de Gómez-Hidalgo se eliminaron los correfoc y el desfile de Moros y Cristianos, la Cantuka, que llenaban las primeras horas nocturnas de los jueves, viernes y sábados, provocando que la gente volviera a salir a las calles y encaminar: a unos, a las orquestas de la plaza; y a otros, a los conciertos de Maesa o Recinto Ferial Quixote. Todo ello, por un ferial que conexionaba completamente ambos eventos.  Todos esos espectáculos de transición se han perdido, y no digo que tengan que ser los mismos que entonces, pero sí alguno que dé motivos a los torrijeños a salir cada noche a la calle. Si las fiestas se basan solo en el éxito de “las cañas” de la plaza, provocaremos que no haya alicientes nuevos y nuestros vecinos se volverán a ir de vacaciones durante estos días. 

En esta Sementera 2014, ha habido una sola novedad: “Lux Sementera”. Para ser la primera vez que se hace como tal, me ha parecido correcto, pero nunca como sustitutivo de la pólvora. Me resulta curioso recordar cómo el PP en la oposición me exigía mejores fuegos artificiales y más inversión en ellos; y ahora que gobiernan, se niegan a dar a los torrijeños lo que tanto añoran: su tradicional pólvora de los miércoles por la noche.

A partir de ahí, no se ha inventado nada. En el año 2006 creamos en la zona de conciertos todo un recinto con carpas para que los grupos de amigos tuvieran allí su local, que tuvo muchísimo éxito y hubiese tenido mayor demanda y proyección en años sucesivos, pero el gobierno del PP se lo cargó. 

Con respecto a la programación de esa zona en la Semetera, a parte de la chapuza que liaron con el no concierto de Fangoria y la instalación tardía de una carpa el sábado en Maesa, se han sucedido conciertos y discotecas móviles con gran éxito de público, eso sí, al igual que las orquestas de la plaza que eran de un nivel extraordinario. Pero una lástima que el “conciertazo” que supone traer a un grande como Loquillo se viera empañado por la improvisación, la mala programación y la falta de publicidad.

En definitiva, La Sementera  tuvo una primera revolución con la creación de las Peñas y el buen hacer del Sr. Girón (PP); después una segunda, en los años de gobierno socialista; y creo que, pasados los años, necesita una reprogramación ideada no solo por el concejal de festejos de turno, ni por la comisión de festejos municipal, sino por una Comisión Local de Fiestas que aglutine personas de diversa índole implicadas de algún modo en estas fiestas. 

La Sementera hay que apuntalarla, fomentarla, no dejarla transcurrir sola, incentivar con espectáculos distintos cada día y seguir ahondando en la colectividad festiva para beneficio de todos: público y hosteleros. Y todo ello, hay que hacerlo ahora, cuando todavía sigue respirando y no esperar a que muera de éxito.